miércoles, 3 de octubre de 2012

30s Ecuador - La verdad de un falso Golpe de estado

¿Aquel 30s existieron grupos de militares que  a manera de escuadrones de la muerte atacaron al policía Calderón? Ver este video:


Las balas que desaparecen. Ver video



Muerte el Policía Froilán Jiménez


Ricardo Patiño dirige a Manifestantes


30S Ecuador -  Rossana Alvaradoy RamiroGonzalez


30S - Ecuador - Mario Pazmiño realiza 10 preguntas


30S Ricardo Patiño uno de los causantes de enfrentamientos



30S persecución contra Cesar Carrió
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30S Falso Golpe de estado en Ecuador

"La persona que ordenó disparar, violó los tratados internacionales que estipulan que ni en tiempo de guerra se puede atacar un Centro de Salud."

El gobierno no ha podido exponer la veracidad de su versión sobre los sucesos del 30S por la sencilla razón de que no es posible demostrar algo que nunca hubo.
Un año después de la protesta policial del 30 de septiembre de 2010 el tema continúa siendo un elemento gravitante en la vida política del país. Para el gobierno es fundamental convencer a los ecuatorianos que ese día se intentó dar un golpe de Estado e inclusive que estuvo de por medio un intento de magnicidio; sin embargo, esa batalla no la ha podido ganar.
No obstante que durante estos doce meses no haya existido semana en la que Correa u otros voceros gubernamentales dejen de insistir en su trillado argumento del supuesto golpe de Estado y que se ha realizado un millonaria inversión en medios con los mismos propósitos, la versión oficial no convence a cientos de miles de ecuatorianos y eso desespera al gobierno. Es que los sucesos del 30S se produjeron alrededor de una demanda puntual -y por demás justa- de la tropa policial, en la que en ningún momento evidenciaron la intención política de rebasar los límites de sus reivindicaciones materiales específicas.
Los motivos de la protesta
Es indispensable recordar que el amotinamiento policial se produjo en respuesta al veto presidencial a la Ley de Servicio Público que, al igual que a todos los empleados públicos del país, afectaba a la tropa policial y del ejército. A estos últimos lo hacía en el sistema de condecoraciones, ascensos, remuneraciones por tiempo de servicio.
No fueron los únicos en mostrar su descontento, los días previos al 30S los empleados de distintas instituciones públicas, al igual que los jubilados, maestros, todos los estamentos universitarios, entre otros sectores, se movilizaron hacia la Asamblea Nacional para expresar su desacuerdo y rechazo a las diversas leyes de contenido antipopular que salían de su interior. La conflictividad social y política iba en ascenso al punto que, en Carondelet y en la Asamblea Nacional, se hablaba de dar paso a la denominada muerte cruzada como mecanismo para recuperar la iniciativa política, forzando que la atención del país se centre en ese elemento.
La tropa policial nunca pidió la renuncia de Correa, la sucesión presidencial o cosa parecida que signifique la intención de sacar a Correa de la presidencia. En su plataforma, los elementos de contenido político se referían a la destitución de la cúpula policial por no haber defendido sus derechos y que se les reconozca el derecho al voto para elegir una nueva. Nada más.
En un análisis escrito en esos días, el analista Edgar Isch se pregunta ¿Cómo puede haber un golpe de Estado si nadie se plantea el cambio de gobierno? y demuestra que los sucesos del 30S en nada se asemejan siquiera a las condiciones presentes en un acontecimiento de esa naturaleza, pues: los insubordinados ni siquiera presentaron un representante o liderazgo unificado; cuando se presentó un supuesto vocero, él planteó un pliego de peticiones y pidió que se suspenda la paralización; el propio Correa señaló que se reunió con tres grupos distintos de policías mientras estuvo en el hospital; fue evidente la inexistencia de unidad de acción; quienes tomaron la pista del aeropuerto de Quito ni siquiera quisieron hablar con la prensa; no hubo ninguna declaración en contra del gobierno ni buscaron temas que les permita unificar sus demandas con otros sectores sociales; desde el punto de vista simbólico en un golpe de Estado es obligatorio tomar el Palacio de Gobierno o una institución estatal emblemática para demostrar el cambio de gobierno, aquí ni siquiera hubo esa intención; igualmente es obligatorio el control de los medios de comunicación para informar las órdenes de los golpistas, pero nada se hizo en ese sentido.
Maniobra gubernamental
En un inicio e inclusive días después del 30S, Correa y el gobierno calificaron a la protesta policial como minúscula y aislada; sin embargo, con evidente habilidad y malicia política la presentaron como un intento de golpe de Estado, secuestro e intento de asesinato al Presidente. De esa forma pudieron revertir la situación, retomar la iniciativa política y pasar a la ofensiva.
Con la infundada acusación la protesta fue desfigurada y el gobierno cubrió dos objetivos: aislar al movimiento y neutralizar la participación de otros sectores. En las primeras horas de esa mañana las manifestaciones populares de simpatía con el reclamo de los policías surgían en varios sitios; sin embargo, al presentarlo como un movimiento golpista las cosas cambiaron. Ese pueblo que durante años luchó en contra de la oligarquía entregada al imperialismo no podía permitir que sus enemigos lo utilicen para recuperar lo que habían perdido; razonamiento y comportamiento justos, aunque muy pocos en ese momento descubrieron que quien estaba manipulando al pueblo era el gobierno.
Un tercer objetivo, no menos importante, alcanzó el gobierno con su maniobra política: el respaldo a nivel internacional. Los pronunciamientos de solidaridad vinieron de todo lado, Obama y Chávez, Sarkozy y Morales, la OEA y la UNASUR condenaron casi simultáneamente el intento de golpe de Estado. La propaganda gubernamental había dado los resultados esperados, el discurso oficial fue convincente.
No obstante, lo conseguido no era suficiente; la trama creada no podía culminar sin un final dramático, de lo contrario la veracidad del discurso gubernamental quedaría en entredicho. Para que no haya dudas al respecto, el rescate al Presidente debía ser en medio de una acción violenta y peligrosa, pues, debía afirmarse la idea de que se derrotó a una fuerza poderosa y peligrosa. Y así se lo hizo, las fuerzas militares entraron a arrasar, sin importar que el campo de batalla fuera un hospital.
¿Y las pruebas?
Desde allí hasta hoy Correa ha hecho todo lo posible para demostrar que su versión de los sucesos es verídica, pero a pesar de contar con todos los recursos a su alcance no ha podido. De Javier Herrería, testigo clave protegido por la Fiscalía que demostraría que Fidel Araujo era parte de la conspiración para asesinar a Correa ya nadie habla y Araujo ha sido exculpado de eso cargo imputado; tampoco han podido demostrar la participación del Coronel César Carrión, Director del Hospital de la Policía, en el intento de golpe. Hay tres miembros de la tropa policial sancionados con dos años de prisión por el supuesto intento de asesinar al Presidente, y con eso el Ministro de Seguridad Interna, José Serrano, quiere demostrar que sí se quiso acabar con la vida del Presidente.
Un año después del 30S el gobierno no ha podido poner en el tapete los nombres de los autores intelectuales del supuesto intento del golpe de Estado, secuestro e intención de asesinar al Presidente ni demostrar íntegramente ese proceso. Y eso ocurre por la sencilla razón de que no es posible demostrar algo que nunca hubo.
Mas, aún quedan sin responder incógnitas que solo el gobierno puede y debe aclararlas: ¿Por qué no se hizo la autopsia de todos los militares y policías fallecidos la noche del 30S? ¿Por qué no se hace público el tipo de proyectil que se encontró en los cuerpos de algunos de los fallecidos para conocer de dónde salieron esos disparos? ¿Por qué no se dice quién dio la orden de abrir fuego en contra de un hospital en donde había civiles internos, contraviniendo tratados internacionales que prohíben aquello?

Señor presidente, ¿quién ordenó lo que usted no ordenó?


Cada vez es mas evidente el engaño...




Este artículo revela lo que el Presidente quiere tapar, incluye el informe 


30s Ecuador Falso Golpe de Estado
Informe del rescate del 30-S

Ni golpe ni secuestro,
pero sí rescate armado

Lo primero que llama la atención es que el documento en ninguna parte habla de intento de golpe de Estado sino de una "sublevación de la Policía Nacional" y de "una paralización de sus actividades".

Tampoco se habla de secuestro. Se dice siempre que el señor Presidente de la República se encontraba "retenido", no secuestrado, por miembros de la Policía Nacional.

Pero esos son detalles que por ahora no son decisivos. Vayamos al punto fundamental, el que a todos interesa: ¿Quién dio la orden de intervenir?

Cita 1 documento militar 30 S

Leamos. A las 17:30 (5 y 30 de la tarde) "El Sr. Presidente en base a contacto telefónico, dispone al Sr. Ministro de Defensa Nacional y al Sr. Jefe del Comando Conjunto, que se proceda a rescatarlo".

Disponer, según el diccionario de la Real Academia Española significa: "Deliberar, determinar, mandar lo que ha de hacerse".

En otras palabras, según este documento, el Presidente mandó que lo rescaten. No ordenó pero sí mandó.

¿Se intentó primero una negociación con los secuestradores, como se acostumbra en ocasiones? De ningún modo. El documento aclara que "el ingreso del personal debía realizarse con rapidez para obtener la sorpresa".

Cita 2 documento militar 30 S
Es decir, había que actuar sin previo aviso, para que los secuestradores no pudiesen reaccionar.

¿Se pensó en algún momento que sería un rescate pacífico? Tampoco. El informe explica que en la intervención militar del Hospital se aplicaría "la disuasión y el principio de masa".

En el léxico militar, para los que no lo sepan, el principio de masa es el que enseña que se debe procurar una completa superioridad de fuerzas en el sitio del combate, en el momento oportuno y con el máximo de energía.

En otras palabras, atacar, combatir y disparar con fuerzas de combate superiores a las del enemigo.

Se dispuso, por tal motivo, que "parte del personal debía llevar armamento letal en caso de ser necesario su empleo de acuerdo a la situación en el área de rescate".

Esto último también se pudo redactar así: Los militares dispararán a su arbitrio o buen juicio, a discreción, según las circunstancias que encuentren en el lugar.

Armados para una guerra

El informe detalla que participaron 900 hombres con armamento de combate y que los dispositivos bélicos incluirían 9 carros blindados VCI, 9 carros 105MM y 20 carros mecanizados.

Cita 3 documento militar 30 S
El equipo pesado, sin embargo, no se lo pudo emplear -explica el informe- debido a que se estimó su llegada para las 23:00 "desde la ciudad de Riobamba e Ibarra respectivamente".

Observen estos tres tanques equivalentes a los que se pensó emplear para el rescate en un hospital lleno de civiles inocentes.

Tanque AMX-VCI Latrun
Tanque AMX-VCI Latrun

Tanque Cascabel
Tanque Cascabel

Tanque EE-11 Urutu
Tanque EE-11 Urutu

¿Un rescate sin comandante en Jefe?

¿Acaso el Presidente, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, no supo de los detalles militares de la operación?

El documento revela que "se coordina, tanto en forma personal como vía telefónica con elementos de la seguridad personal del Sr. Presidente".

Es decir que los custodios del Presidente se reunieron con los jefes militares y juntos decidieron cada paso.

¿Pero le informaron los custodios al Presidente? Saquen ustedes sus propias conclusiones. Decidan quién ordenó disparar el 30 de septiembre.

Y si se consideran incapaces de hacerlo, o temen que los lleven a juicio, trasládenle conmigo la pregunta al economista Rafael Correa Delgado. Señor Presidente, ¿quién ordenó disparar contra el Hospital de la Policía el 30 de septiembre ya que usted no lo hizo?

Por: Emilio Palacio

miércoles, 21 de marzo de 2012

Otro asalariado del Gobierno Rafael Méndez Meneses

Rafael Méndez Meneses
Rafael Méndez Meneses
Rafael Méndez Meneses es el responsable del ejército de clones que tiene la labor de defender a Rafael Correa, para dar una falsa perspectiva de apoyo en las redes sociales y dirigir sus ataques al alcalde de Guayaquil y toda persona de oposición, de manera sistemática y enfermiza. Nacido en Naranjal pero vive en Guayaquil, de 35 años de edad, funge ser escritor y dice "trabajar"en la Secretaría Nacional de Comunicación, cuando en realidad es quien dirige el TROLL CENTER, toda esta inmundicia comandada por Vinicio Alvarado y su hermano.

Sus medios de ataque son facebook, twitter y su blog personal y lo más irónico de este "socialista revolucionario" es que hace cuatro años vivía de manera humilde en su ciudad natal, almorzaba en comederos populares, el mismo decía que no tenía carro y que no sabía conducir.

Ahora su vida ha dado un giro de 180 grados, vive en Guayaquil, fue candidato a concejal por su cantón, come en restaurantes lujosos, viaja en avión todas las semanas a Quito, abandonó a la esposa e hija pequeña para irse con una mujer que funge ser actriz...


Al parecer es negocio ser chupamedias de este gobierno corrupto.